miércoles, 10 de marzo de 2010

Los Intraterrestres



I


Ellos habitaban en el centro de la tierra. Por las noches se dedicaban a excavar para salir a la superficie, cuando sólo les quedaba un palmo caían desfallecidos por el cansancio, mañana continuaremos, decían.
A la noche siguiente se daban cuenta de que no habían hecho nada, lo encontraban todo como la primera noche en que decidieron que no querían vivir encerrados. Volvían siempre al punto inicial y tenían que ponerse a excavar de nuevo.
Estaban condenados a cavar cada noche y no acabar nunca.
Su trabajo sólo les proporcionaba un sueño reparador durante el día, el descanso necesario para empezar una y otra vez el más infructuoso trabajo hasta el día del juicio final.

Su desgracia era no acordarse de decir, “Si Dios quiere.”

Dios les castigaba, como Sísifo, a repetir lo mismo toda la vida.

Nada es posible sin la voluntad divina, si Alá no lo consiente, nada puede ocurrir, decía la abuela, cada vez que terminaba de contar la vieja leyenda.

¿Cómo es posible que nadie se acuerde de decir Inshaalah?
Se preguntaba él
¿Y cómo es que no se han topado con algún pozo o con alguna fosa o sima por donde salir?
Sólo Dios lo sabe, hijo, decía la abuela.
Entonces sentía unas inmensas ganas de salvarles de su calvario.
Por las noches metía las manos en la arena y se imaginaba a muchos niños atrapados debajo que no podían jugar, que no tenían tiempo para reír, porque junto a sus padres luchaban, noche tras noche, por cambiar su claustrofóbico destino.
Una madrugada despertó a su madre gritando ¡Inshaalah, Inshaalah! Creyó que tenía una pesadilla. Duérmete, hijo, duérmete…
Pero el sueño, que terminaba venciéndole casi todas las noches y los años se juntaron para hacerle olvidar.


II


“¿Papá, papá, existen los Extraterrestres?”
“No lo sé, a lo mejor”
“¿Los has visto?”
“No, no los he visto. Pero hay muchas cosas que existen que nadie ha visto”
“¿Como qué papá?”
“Como los Intraterrestres”
“¡¿Los Intraterrestres?!”
“Sí, son como los Extraterrestres, pero no son de otros planetas, sino que viven aquí abajo, en el centro de la tierra.”
“¿Y cómo lo sabes, papá?”
“Hay una vieja leyenda saharaui que dice…”
“Papá, papá, tengo mucho sueño, mañana me la cuentas”
“Si Dios quiere, hijo, Inshaalah”




Foto:Generaciondelaamistad.blogspot.com

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